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viernes, 25 de febrero de 2022

Corrección de un Currículum

Paso a detallaros aquí un breve currículum real que he tenido que corregir. Es importante que se comprenda que la corrección es una herramienta fundamental para escribir. Así, ya se trate de un texto muy largo o de un simple mail, la redacción es fundamental.

Hay 4 documentos:

UNO.- El documento original escrito por su autora 

DOS.- El documento con mis correcciones (tachado lo que no procede, y en azul lo que añado).

TRES.- El documento corregido en azul con lo tachado borrado. Es para poderlo leer bien.

CUATRO.- El documento final maquetado


PUNTO UNO:

Hola:

Mi nombre es ----------------------. Me pongo en contacto con usted a través de ----------------, que me ha mandado un correo electrónico explicándome que está interesado en encontrar una persona que hable tanto español como francés puesto que va a ampliarse y empezar a trabajar en Francia.

Soy licenciada en Traducción y Mediación Interlingüística por la Universidad de Valencia y actualmente estoy cursando un Máster de Traducción para el Mundo Editorial en la Universidad de Málaga. Mi primera lengua de trabajo es el inglés (con un C1 acreditado) y la segunda, el francés (con un B2 acreditado y estudiando para el C2). Sin embargo, soy bilingüe español-francés porque mi madre es francesa y siempre he estudiado esa lengua (en el instituto, en la Escuela Oficial de Idiomas, en la universidad, etc.). Hice un Erasmus en Lieja, Bélgica, que me permitió empezar a perfeccionar el francés.

Tengo experiencia en traducción técnica y tecnológica. Las prácticas del Grado las hice de forma telemática por la pandemia en una consultoría en Valencia (------- Consultores). Trabajé con varios documentos de distintas temáticas de forma eficaz y siempre dentro del plazo establecido. Asimismo, empiezo a tener experiencia en el sector de la traducción editorial: he empezado las prácticas del Máster en la Editorial Libros de ------, para la que tengo que hacer un informe de lectura y presentar una propuesta de traducción para abril. Igualmente, estoy abierta a trabajar en equipo y a colaborar con otras personas de la empresa.

Espero tener una posible colaboración con usted. Estoy a su entera disposición y no dude en ponerse en contacto conmigo a través de esta misma dirección de correo. Me hace mucha ilusión poder participar en este proyecto.

Un saludo.

-----------------------

 

PUNTO DOS

 Hola:

Mi nombre es --------------------- Me pongo en contacto con usted a través de -----------------------, que me ha mandado un correo electrónico explicándome su interés que está interesado en encontrar un/a traductor/a que sea especialista en español y francés puesto que va a ampliarse y empezar a trabajar ante una implantación de su empresa en Francia.

A nivel académico, soy licenciada en Traducción y Mediación Interlingüística por la Universidad de Valencia y actualmente estoy terminando un Máster de Traducción para el Mundo Editorial en la Universidad de Málaga. Mi primera lengua de trabajo es el inglés (con un título C1 acreditado) y la segunda, el francés (con un título B2 acreditado y estudiando para el un C2 en curso). Sin embargo, Soy bilingüe español-francés porque pues mi madre es francesa y siempre he leído, trabajado y estudiado en ambas esa lenguas (en casa, en el instituto, en la Escuela Oficial de Idiomas, en la universidad, etc.). Hice un Con los meses de estudios durante la beca europea «Erasmus» (2020) en la Universidad de Traducción de Lieja, (Bélgica), perfeccioné el francés tanto el técnico como el literario. que me permitió empezar a perfeccionar el francés.

Tengo experiencia en traducción técnica y tecnológica. Las prácticas del Grado las  Mi experiencia profesional en el aspecto laboral la he realizado de forma telemática, por la pandemia, en una consultoría en Valencia (------- Consultores); donde traduje muchos y diversos varios documentos de distintas muy variadas temáticas de forma eficaz y siempre dentro del plazo establecido. También he sido profesora de idiomas en una academia en Llíria, (valencia). Asimismo, empiezo a tener experiencia en el sector de La traducción editorial (trabajos en curso con la editorial ----------- o la editorial Libros de --------), siempre ha sido mi vocación, y por ello es a la que le he dedicado gran parte de mi tiempo y experiencia.

: he empezado las prácticas del Máster en la Editorial Libros de Seda, para la que tengo que hacer un informe de lectura y presentar una propuesta de traducción para abril. Igualmente, estoy abierta a trabajar en equipo y a colaborar con otras personas de la empresa.

Soy consciente de los retos empresariales actuales, donde la importancia de trabajar en grupo y a distancia se han convertido en las claves de muchos de los éxitos de hoy en día. Así pues, teniendo plena disposición, espero que podamos colaborar juntos.

Espero tener una posible colaboración con usted. Estoy a su entera disposición y no dude en ponerse en contacto conmigo a través de esta misma dirección de correo. Me hace mucha ilusión poder participar en este proyecto.

Un saludo.

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PUNTO TRES:

Hola, me pongo en contacto con usted a través de -------------------, quien me ha mandado un mensaje explicándome su interés en encontrar un/a traductor/a que sea especialista en español y francés ante una próxima implantación de su empresa en Francia.

A nivel profesional, soy licenciada en Traducción y Mediación Inter-lingüística por la Facultad de Filología de la Universidad de Valencia y actualmente estoy terminando un Máster de Traducción para el Mundo Editorial en la Universidad de Málaga. Mi primera lengua de trabajo es el inglés (con un título C1) y la segunda, el francés (con un título B2 y un C2 en curso). Soy por tanto bilingüe español-francés pues mi madre es francesa y siempre he leído, trabajado y estudiado en ambas lenguas (en casa, en el instituto, en la Escuela Oficial de Idiomas, en la universidad, etc.). Con los meses de estudios durante la beca europea «Erasmus» (2020) en la Universidad de Traducción de Lieja, (Bélgica), perfeccioné tanto el francés el técnico como el literario.

Mi experiencia en el aspecto laboral la he realizado de forma telemática, por la pandemia, en una consultoría en Valencia (--------- Consultores); donde traduje muchos y diversos documentos de muy variadas temáticas de forma eficaz y siempre dentro del plazo establecido. También he sido profesora de idiomas en una academia en Llíria, (valencia). La traducción editorial (trabajos en curso con la editorial -------- o la editorial Libros de -----), siempre ha sido mi vocación, y por ello, es a la que le he dedicado gran parte de mi tiempo y experiencia.

Soy consciente de los retos empresariales actuales, donde la importancia del Networking, de trabajar en grupo y a distancia, se han convertido en las claves de muchos de los éxitos de hoy en día. Así pues, y teniendo plena disposición, espero que podamos colaborar juntos.

Un saludo.

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PUNTO CUATRO:



AUTORA:

TÍTULO: QUÉ DARIA YO PARA QUE NO FUERA VERDAD

 768 palabras

 


 

Lo que daría yo para que no fuera verdad. Daria lo que fuera para que la vida no cobrase la existencia con monedas tan duras.

 

 Era un miércoles de invierno que nos acogía en su noche fría a un puñado de amigos con la promesa de una agradable cena.  Como cada noche de miércoles nos dejamos llevar por el ajetreo de saludos,  reencuentros, y por un no sé qué que nos unía.

 

Ellos dos se acercaron sin apenas darnos cuenta. Alguien dijo que eran hermanos. Dos hombres  recios de mediana edad, llegaron, entraron y se sentaron.  Y en ese momento, en aquel gran espacio, el silencio se oyó con fuerza.

Nuestros ojos danzaron extraños entre cruces de miradas en busca de quién de nosotros brindó la invitación.

 

Pasó solo un minuto de aquella noche cuando él, con la cabeza y frente gacha habló con voz firme y entrecortada:   “Tengo que decirles algo importante que deseo contar, y les pido permiso”.

Las miradas de extrañeza seguían su danza. Todas menos una, los ojos de su hermano apuntaba impasible como una fría lanza más allá del adoquinado suelo. 

 

Su voz la oí caer por su pecho hasta tocar la tierra, pero al instante con un leve movimiento alzó su cara.

Fue entonces cuando vi en su mirada alumbrar el negro oscuro de sus ojos. Un negro mate, un negro infinito, como solo la tierra dura es capaz de crear. Pero fue su rostro desfigurado y frio lo que bajó mi cabeza.

 

Su voz retumbó y dijo:

—“Ustedes están viendo mi cara destrozada.  Es el resultado de haber fallado cuando quise quitarme la vida”.

En ese momento toda respiración se cortó. Y sobre mi piel fría cayó el calor que  desprendió la lámpara del techo.  

 

—“Hace años, tenía esposa y dos hijos. Un varón y una mujer. Todos viven hoy en día.

Di muy mala vida a los tres.  Llevan escrito es su piel mis cicatrices. Ella sostenía la casa y la familia mientras yo gritaba entre vapores de alcohol. No había nada que me hiciera parar ni nadie que me hiciera razonar”.

 

—“Ellos crecieron y yo me hice pequeño. Me quedé en la calle como uno más de los que ustedes ven. Un día desperté y pude ver que no había nada en esta vida que yo quisiera”.

“Cogí un arma, aquí es muy fácil obtener una. ¡No podía más!.

 

—“Y en un acto de lucidez. Tal vez ustedes no lo entiendan así, pero créanme,  fue un momento de cordura. Me puse el arma debajo de la cara con la firme intención de apartarme de vivir”.

—“Así lo hice, disparé para no volver a abrir mis ojos, pero erré el tiro. Él me arrancó un trozo de mi cara, pero me dejó con vida.

Son muchas las operaciones que me han devuelto el aspecto que ven, pues quedé bien desfigurado. Con el tiempo aprendí de nuevo a hablar, a respirar, a masticar, a vivir. Los médicos han hecho un gran trabajo conmigo.”

 

—“Les tengo que decir, que esa bala me devolvió la vida que no tenía. Hizo que aprendiera a cambiar la mirada, y  acatar mi propia existencia. Créanme cuando les digo que doy las gracias por aquel día. Yo vivía en un infierno y esa bala fue lo único que me arranco de él”.     

 

—“Todavía hoy en día no encuentro mi propia absolución. No alcanzo a perdonarme todo el daño que infligí.

Hoy tras haber pedido tantos perdones como caudal lleva ese gran río. Mi hijo está a bien conmigo. Mi hija le cuesta más, está fría y distante, no se lo reprocho, tiene sus razones. Yo le quebré a golpes su piel y envenené con mi maldición su inocente aliento. Pero… saben ustedes…, a veces quedamos mi ex­-esposa y yo para pasear por la orilla del río y tomar algo”.

Entonces fue cuando vi asomar a sus ojos un brillo de cristal. Y esbozó una ligera sonrisa con lo que un día fueron sus labios.

La noche siguió y cumplió su promesa de vida. Impacientes, decididos y con alegría todos juntos nos sumergimos a disfrutar de ella. 

 

Fue de regreso a casa, con el viento frio en contra y acurrucada sobre mí misma, cuando sentí el impulso de mirar a lo alto. Miré por encima del vapor de luz de las farolas. Allí donde empieza la más cerrada oscuridad. Y entonces caí en la cuenta: la tierra acababa de completar  su giro diario sobre ella misma y en ese veloz ajetreo de rotación, alguien esta vez no se perdió. 

 

                                                                          *****

 


 

TÍTULO: Locura

1965 palabras


   Oscura habitación, de caminos de negro puro, de baldosas de acero y paredes oscuras, sin luces ni ventanas, en perpetua calma. Así era la sala en la que aquel muchacho despertó, que aleteando sus pestañas, miraba la negra sala. Observando el único espejo, el único objeto de un color dorado, y poco a poco, tanteando el terreno, se acercaba.

  Ya mirando el espejo,  solo había unas negras alas, alas de color carbón, que florecían de entre la misteriosa espesura. El joven acercó una mano a su espalda, mientras la otra la mantenía apoyada en el marco del espejo, creyendo que él mismo era el poseedor de aquellas alas. Pero la imagen cambió, al notar un río de sangre fluyendo de una herida abierta, las alas comenzaron a sangrar. Riachuelos de color carmín brotaban del espejo y devoraban el suelo a su alrededor, hundiéndolo en un mar carmesí.

  Calma…, la calma lo despertó en una habitación  idéntica a su cuarto: la cama con sabanas azul cielo, la alfombra gris, el escritorio, la silla… todo era igual. Pero él sabía que las puertas de aquel lugar eran diferentes, una era la vida y la otra la muerte, y las dos  eran un infierno.

  Había soñado tantas veces con aquel cuarto, que ya se conocía desarrollo de memoria, sabía que había detrás de cada puerta y que le pasaba si  las cruzaba. Por ello, se acobijó entre las sabanas de la cama y espero tranquilamente. Pocos minutos después, de aquellas dos puertas empezaron a salir sombras, algunas le observaban, otras decidían volver  por donde vinieron, y unas pocas cruzaban la pared, como si hubiese una puerta que no se pudiera ver. Pero nadie lo atacaba, retenidos por una pared de cristal, las sombras se mantenían alejadas de su presa, por ahora.

 

  Una alarma lo sacó del sueño, indicando que ya era hora de prepararse para la escuela, llevándolo a levantarse de la cama. Miró a su alrededor, con el temor de seguir en aquella pesadilla, y como si sus perores miedos fueran ciertos, una sombra se desvaneció detrás suya, pero no la vio.

  Más calmado,  se dirigió hacia la cocina, donde ya  lo esperaba su madre, que  al  mirarlo,  no pudo evitar  que la preocupación se mostrara en su rostro,  preguntando:

-       ¿Has vuelto a soñar eso?

-       Sí- respondió él, con la mirada cansada.

-       Ah- suspira-, se nota- no quiso añadir nada más, su hijo odiaba el tema.

  El silencio invadió la sala, ninguno quería hablar, preocupados del continuo guion que se desarrollaba en los sueños del menor, dejando que el desayuno pasara. El día siguió su curso, las repetitivas clases, las mismas conversaciones y el mismo camino de ida y vuelta, pero había algo distinto. Entre todos los momentos repetitivos le parecía ver de vez en cuando una sombra, pero siempre desaparecía al girarse para comprobarlo.

 

   La noche se cierne cuando el joven entra en sus sueños, despertando en la misma oscura habitación. Sigue su habitual camino al espejo, cuando ve que esta vez el reflejo es otro cuarto, uno consumido por el tiempo y la vegetación, con las paredes carcomidas y la luna alumbrando el pequeño brote que nacía de los escombros que eran el techo. Su vista viaja hacia el brote, recordando los días que podía calmarse con solo la vista del cielo, mientras su cuerpo dejaba que el propio recuerdo lo llevara a tocar aquel reflejo, siendo consumido.

  Vuelve a la sala idéntica a su cuarto, pero nota el pequeño cambio que hay, ya no existe ninguna defensa. Las sombras aparecen sin más, deseosos de consumir a su presa, mientras esta se acurruca intentando esconderse de ellas. Sin embargo, no ocurre nada, todo a su alrededor se queda en silencio, pero él no se mueve, no quiere morir consumido, pero tampoco es que el miedo le deje.

 

  La alarma consigue acabar la pesadilla, evitando la muerte que se le venía encima. Mira a su alrededor, creyendo en la probabilidad de que el sueño continúe, encontrando la puerta del armario abierta y unas escaleras detrás de esta. El muchacho decide bajarlas, descubriendo al mismísimo vacío y unas escaleras increíblemente largas, sin fin. Pero con el transcurso del tiempo, consiguió llegar delante de dos puertas, de las cuales una seguía el camino de la escalera y la otra se desviaba a la derecha. Intento abrirlas, sin embargo, solo la segunda estaba abierta. Rebelando que  la escalera continuaba, decidiendo bajar, encontrando de nuevo dos puertas, acababa de entrar en un bucle.

  Mientras,  su madre, ya preocupada, entraba en su cuarto, encontrando a su hijo desmañado dentro del armario. La mujer, después de recuperarse del susto, cogió su móvil y llamo a una ambulancia, pero no esperó a que esta llegase para mover al menor y recostarlo en la cama. Poco después de la llegada de la ambulancia, revisaron la condición del joven,  pero, aun habiéndole hecho todas las pruebas posibles, no sabían que le pasaba, solo podían esperar a que este despertase.

 

  El joven decidió retroceder, veía imposible encontrar una salida. Sus pasos se volvían  ligeros a cada escalón que subía, dejándole ir cada vez más rápido, cruzando de nuevo el umbral del armario, donde todo seguía igual. Observando a su alrededor, decidió repetir su rutina, sus clases, sus conversaciones… sin darse cuenta de que estaba durmiendo.

  Despierta en su habitación, en la cama, con aquel espejo dorado delante, viendo esta vez en el reflejo a las sombras  intentando escapar de un cuarto de blanco puro. Cierra los ojos, desando que nada suceda, cuando del espejo empiezan a emerger sonidos de lamentos y gritos de terror. La locura devora el ambiente, dejando una habitación derruida, donde resuenan los ecos de las sombras y donde en las paredes bailan las pocas que han logrado escapar. El joven se mantiene con los ojos cerrados, sin querer ver lo que sucede a su alrededor, pero al notar un pequeño objeto en sus rodillas decide abrirlos, encontrando una pequeña sombra con una forma humanoide muy infantil. Bajó la guardia en aquel instante, con la creencia de que un ser así no podría hacerle nada, sin embargo,  la pequeña sombra devoro la parte izquierda de su torso, dejándolo en shock de lo rápido que había sido.

 

  Se despierta de golpe. El sentir el dolor de perder una parte de su cuerpo es demasiado para él, sentándose en la cama de un salto, con la respiración agitada y con el sudor recorriéndole la espalda. Recibe el abrazo de su madre. E l poder notar el calor de su cuerpo le hace calmarse, y así poder percatarse de que estaba intacto y del lugar donde se encontraba, una habitación blanca, con baldosas de un tono grisáceo.

 Acababa de despertar en la típica cama de hospital y con un monitor de signos vitales conectado a su brazo derecho, cuando un hombre vestido con  una bata blanca entro, un médico, pero lo que le llamo la atención de ese hombre era que tenía a esa pequeña  sombra en su hombro. El menor se asustó, intentando recular aun estando entre los brazos de su madre, acción que llamo la atención del doctor, que decidió pedirle a una enfermera en el pasillo que  llamara al  siquiatra.

 Con el siquiatra ya en la sala, empezaron:

-       ¿Por qué te asustaste, viste algo?- le pregunto.

-       …- no quería contestar, pero decidió hacerlo, aun si creían que estaba loco- una sombra- respondió con voz temerosa.

-       ¿Las de tus sueños?- cuestionó su madre, a lo que recibió un sí.

-       ¿Qué sueños?- pregunto ahora el siquiatra, a lo que el muchacho no respondió-. Bueno, no necesitas contestar si no quieres, así que pasemos a la siguiente pregunta.

  Poco a poco va respondiendo todas las preguntas que el doctor le hace, haciendo que este llegue a una conclusión:

-       Por lo que me estás diciendo, se puede deducir que estas empezando con un brote psicótico, por tanto le voy a recetar este antipsicótico- anuncia el siquiatra, escribiendo en un papel para luego entregárselo a su madre.

-       ¿Olanzapina?- pregunta ella,  más para confirmarlo que  otra cosa.

-       Correcto. Señora, no debe preocuparse por el futuro de su hijo, este medicamento le ayudara a vivir una vida normal- repitiendo, simplemente, la misma oración que  le decía a todos sus pacientes.

-       Bien…- parecía aceptar la situación en la que estaba, pero no quería.

-       Perfecto. Ahora, si no tiene ningún inconveniente, lo tendremos en observación durante unos días, y si todo va bien  le daremos el alta- enunció el  médico, que había quedado desplazado después de la llegada del siquiatra.

-       Bien…- respondió de nuevo ella, derrumbada por la noticia.

 

  Parecía que el tiempo se había detenido después de aquello, la vida seguía la misma rutina, aunque ahora el joven tenía que tomarse sus medicamentos cada día, aun si él sabía que no le hacían efecto alguno. Termino el desayuno, y se marchó, decidido a ir a clase, mientras pensaba  en ese día que despertó en el hospital. Le habían dicho que había estado dormido o, mejor dicho, en coma por alrededor de una semana, pero que no sabían ni la causa del desmayo ni por qué no despertaba, y tampoco es que quisiera saberlo.

  Ya llevaba la mitad del camino, cuando las sombras empezaron a surgir, lo perseguían y atormentaban, por ende, decidió ir más rápido, pero por culpa de esto no vio las escaleras que habían aparecido en el suelo, cayendo por ellas. Acaba de desmayarse de nuevo.

 

  El vacío lo dejaba todo en silencio, dejando entre ver como de malo sería seguir bajando, haciéndole subir el tramo de escaleras por el que se había caído. Lo que no esperaba era que al subir se encontraría con un mundo de caos, incendios asesinatos, robos y mucho más; pero también pudo encontrar unas pequeñas fluctuaciones, ocasionadas por las pastillas, que le permitieron entender que estaba en un sueño. Recordaba, que en todos sus sueños se despertaba  un tiempo después de haber visto el espejo, por ello, decidió ir a la escuela, donde posiblemente lo encontraría, pero grande fue su sorpresa al solo encontrar  otro bucle.

  Realmente, lo único que conocía de ese mundo era el como siempre se le escondían secretos, y, metido en un pasillo infinito lo único se le ocurrió fue probar suerte abriendo una puerta. Poca fue esta, porque al entrar solo estaba aquella sombra infantil, cerro inmediatamente, e intento con otra, encontrándose que había una ventana al fondo, y como no, estaba en el primer piso.

  Salió y corrió en dirección a su casa, el segundo lugar que se le vino a la mente, pero que no pudo encontrar. Siendo obligado a bajar aquellas escaleras para intentar salir. Pero las escaleras dieron un giro en medio de la oscuridad, dejándole caer a un simple espacio, donde comenzó a ver el espejo, y, en su reflejo, su hogar. La propia caída ya le obligaba a cruzar el espejo, pero lo que él no esperaba era el pasillo de suave suelo y paredes repletas de espejos.

  Los observó, cada uno le permitía observar un momento diferente, algunos de guerra, de hambruna, de una gran cosecha…; pero el ultimo espejo era la puerta de su cuarto, donde se veía la habitación derruida de uno de sus sueños, se permitió entrar en este. Donde, el pequeño brote había crecido hasta convertirse en un majestuoso roble. El propio árbol parecía tener una conexión con él, dándole recuerdos que le embriagaron, y que cuando estuvo en la habitación  idéntica a su cuarto, lo llevaron a cruzar la tercera puerta escondida en la pared.

 

Y consumido por la locura, el cuerpo muere y el alma es devorada, causando que la locura decida tratarla para ser su próximo títere en esta vida.

 

AUTORA: Lucía Herrero Izquierdo

TÍTULO: Secuestro

228 palabras


Marina perdió de vista un momento a la pequeña Aurora mientras pesaba unas zanahorias en el supermercado, cuando volvió la cabeza solo quedaba en el carrito un gatito verde que siempre llevaba con ella. Marina corrió en todas direcciones mientras gritaba pidiendo ayuda; no tardó en llegar la policía, pero no encontraron a la niña, revisaron las cámaras de seguridad y vieron a una mujer que la introducía en un coche mientras la mascarilla que había llevado puesta caía en el suelo; las imágenes de las cámaras no permitían reconocer a la mujer, ni tampoco la matrícula del coche.

Recogieron la mascarilla y sacaron el ADN de la secuestradora; pero no se correspondía con ninguna persona fichada, pasaban los días y nadie pedía rescate; todos en su entorno sufrían pensando en la suerte que corría Aurora, tal vez la secuestraron para tráfico de órganos, o con fines pedófilos.

El detective no encontraba ninguna pista, hasta que alguien comentó que era adoptada, entonces llevó a analizar el gatito que siempre llevaba con ella, tenía su ADN, que al compararlo con el de la mascarilla dio como resultado que la secuestradora era su madre biológica

En ese momento el detective ya sabía hacia donde dirigir la investigación; tal vez consiguiesen encontrar a Aurora, o tal vez no, pero todos se sintieron aliviados al saber que estaba con su madre. 

 


AUTOR: Juan Antonio del Campo Muñoz

TÍTULO: Ni siente, ni consiente

363 palabras


Amigo de infancia y adolescencia, había nacido para ser feliz y hacer feliz a sus amigos, a su entorno. Atípico por autentico y noble, sin maldad ninguna, con aspecto de bruto que no disimulaba, al contrario, trataba de exagerar, se tomaba la libertad de tutear a los mayores, —algo infrecuente entonces— sin que se molestaran por ello. Con sus extravagancias y sus ocurrencias, siempre estaba dispuesto a hacernos pasar buenos ratos.

Conservo en mi memoria y en la retina como si lo estuviera viendo, algunas de sus más celebradas originalidades, pongo como ejemplo dos: un día de verano por la tarde, que no lo encontrábamos por ningún sitio, cuando al final apareció, nos dijo que se había ido a echarse la sienta al cementerio porque era el sitio más fresco, más tranquilo y que allí se respiraba paz.

Otro día, posiblemente la idea más ingeniosa de todas: en los días de feria del pueblo, su madre le dio el dinero asignado al día por la mañana, se lo gastó en las casetas de tiro para conseguir una insignia que le gustaba, la insignia era un corazón roto que decía, “roto por ti” para regalárselo a una muchacha. Por la tarde cuando fuimos a buscarlo a su casa para salir, le pidió otra vez dinero a su madre, ella no quería darle, le dijo que ya le había dado por la mañana, entonces la chantajeó de la forma más ingeniosa posible, le dijo: “si no me das dinero, me pongo el traje nuevo y le saco la cuadra a las mulas”. La madre se quedó desarmada, se sonrió y le volvió a dar dinero. Él la abrazó y le dijo, “mientras me viva mi madruquilla pa qué me voy a casar yo”. Cosas así eran frecuentes en él.

Ahora, cuando lo veo —es muy religioso— en Semana Santa o en las Fiestas Patronales detrás de una imagen, en su mundo paralelo, lo saludo y no me reconoce. Se me nublan los ojos y maldigo esa enfermedad indolora y dañina que hace que mi amigo esté, pero sin estar.

Juan Antonio del Campo Muñoz Burjassot, 21 de septiembre de 2020

jueves, 17 de febrero de 2022

TÍTULO: CARTA  A CONSUELO NICOLAU, MAESTRA

 AUTORA: Lupe Martín

1360 palabras

 

 

Querida Consuelo:

 

 

Como me gustaría que esta carta llegara a su destino.  La escribo porque necesito saber cosas tuyas, de tu vida, de tus andanzas, de tus sentimientos y de tus pensamientos.

Te preguntarás a que se debe ese interés por ti; muy sencillo: por afecto.

Sonreirás y dirás: ¡pero si no me conoces!. Es verdad, no te conocí, un montón de años nos separan.

 

Entonces, ¿qué es lo que nos une?.... Que tienes una alumna que te recuerda. Se llama Pura y tiene noventa y cinco años. Y es amiga mía.

 En su recuerdo ( y por lo tanto tu imagen para mí)  siempre serás una mujer  joven. Una maestra joven, de pelo corto y traje de chaqueta.

Los recuerdos pueden estar distorsionados por el tiempo pero los sentimientos de Pura hacia ti no han cambiado un ápice desde niña. Entonces yo te veo a través de su memoria y estoy intentando reconstruir tu vida. Tarea nada fácil para mí.

 

 

No sé nada de tu infancia, sólo que naciste un 18 de noviembre de 1911, en Valencia. Tu nombre Consuelo Nicolau Soler.

Me gustaría tanto saber como era tu familia, donde estudiastes, a que jugabas.

Sí que sé que de muy joven, ya eras comunista. Que tu entorno lo formaban personas tan significadas del PC valenciano como Manuela Ballester, Renau, Pilar Soler, Rafael Pérez Contel, los hermanos Gaos...

Y las maestras:  Milagros Escales, Magdalena Marzal, Enriqueta Agut miembros del PCE.

 

Con veintidós años ya eras maestra y tu primer y único destino fue a un pueblo del interior de la provincia de Valencia llamado Alcublas. Un pueblo situado en la comarca de la Serrania entre la Sierra Calderona y la Sierra de Andilla, que seguro te sorprendió por su tranquilidad comparándolo con la bulliciosa capital valenciana de los años treinta.

Los vecinos de Alcublas te confundían con tus alumnas cuando lbas por el monte a pasear y a recoger material para la clase, porque tú eras una de esas maestras republicanas tan preparadas que utilizaban  las corrientes pedagógicas más innovadoras, aquellas que formaron y utilizaron en sus aulas el material Montessori, las técnicas Freinet, los centros de interés decrolynianos.

Allí te integrastes enseguida pues al ver que los hombres recibían clases nocturnas impartidas por maestros que pagaba el ayuntamiento, te ofrecistes a dar clases a las mujeres gratuitamente (como consta en el acta el libro de actas de 1934 al 1939 en la sesión del 15 de octubre de 1935).

Consuelo, no podías permitir que las mujeres no tuvieran derecho a la cultura porque tu militancia y tu creencia era garantizar la educación para que los ciudadanos y ciudadanas tuvieran unos nuevos valores democráticos, libertad de pensamiento y defensa de la República.

Pero llegó la guerra (1936) y te fuistes de Alcublas. Como a otras maestras de demostrada fidelidad republicana, recibes la llamada para dar clases en el Instituto de Asistencia Social mestre Ripoll (anteriomente Casa de la Beneficencia, dependiente de la Diputación de Valencia) para impartir clases a niños y niñas evacuados. A dicha institución, como a otras del mismo tipo, convocaban a las maestras más capacitadas y comprometidas con la pedagogía republicana.

 

 

Pura me cuenta que tú le dijiste a su madre que te dejara ir con ella a Valencia para seguir estudiando. Pero claro, su madre no lo permitió.

 

También sé que escribiste un cuento infantil, cuya primera impresión fue en 1934 y una segunda en 1937. Se llama "La bolita de marfil"

 

El cuento tiene un objetivo ideológico, nada que sorprenda pues en los años en que se publicó  (1934 y 1939)  acontecieron dos momentos claves para la República: el triunfo de las derechas en las elecciones del año 1933 y la guerra en el año 1936, por lo que la izquierda debía movilizar a la gente por la defensa de valores democráticos.

 

 

Mucho te debió afectar la guerra y por eso en la edición de 1937 escribes esta justificación de la incursión Republicana en la guerra :

 

"¡NIÑOS": Loa antifascistas no queremos la guerra. La hacemos porque nos obliga a ello el fascismo. Pero nuestro pensamiento es guerrear sin descanso hasta acabar con el fascimo, pues cuando consigamos esto, las personas dejaran de matarse entra sí y dedicarán todas sus fuerzas a construir una vida nueva donde el rico no sea el dueño de todo y tampoco pueda, por tanto, conducir a la pobreza y a la miseria a los trabajadores y a sus hijos"

.La historia de "La bolita de marfil" tenía un fondo social que quería enseñar a los niño y niñas que el capitalismo oprime a los trabajadores y que la unión de éstos puede acabar con esa situación.

Está escrito como un cuento tradicional, en la que se enfrentaban los ricos capitalistas, fascistas a los trabajadores pobres pero solidarios.

No podía ser de otro modo ¿verdad Consuelo? En ese momento no cabían las medias tintas.

 

Este tipo de cuentos ayudaban a los niños y niñas a entender mejor la situación en la que se encontraban, tan diferente a la época de paz. Cada partido tomó sus opciones frente al tema del adoctrinamiento de la infancia. Consuelo, tal y como pensaba el PC, creistes en el beneficio de educar a la infancia con convinciones como la solidaridad y la unión de los trabajadores frente al capitalismo.

 

En resumen el cuento dice así:

El héroe en un niño, Periquillo de nombre, que ha perdido a su padre en el mar durante una tormenta. Solamente posee una bolita de marfil regalo de un viejo amigo de su padre. Esta bolita era un regalo de un caballito de mar al viejo marinero.

La embarcación de Periquillo llega a una ciudad desconocida. En la ciudad había un enorme castillo. El niño preguntó por el dueño y todos le contestaban asustados: del señor. Después un campesino le explica que todos en la ciudad trabajan para el señor de castillo y que como su hija se iba a casar les obligaba a hacer el ajuar y estaban agotados. Habían querido hablar con él pero era un hombre rico y vanidoso y no los quiso recibir.

Periquillo iba paseando con las manos en los bolsillos preocupado por lo que le habían dicho y tropezó con su bolita. De pronto oyó una voz muy fina que le dijo que era su bolita. Saltó del bolsillo y se puso frente a él.

- Te voy a decir lo que tienen que hacer en el pueblo. El señor tiene  una rara enfermedad que no ha podido curar nadie. No puede ver a más de cincuenta personas juntas. La gente reunida le produce tal pánico que enloquece.

Periquillo se fue corriendo al pueblo y dijo a la gente:

- Vayamos todos juntos a ver al señor. Nadie ni criados ni soldados podrán oponerse a nosotros.Nuestra fuerza será invencible.

La gente convencida gritaba: ¡Al castillo! ¡Al castillo!

Cuando llegaron golpearon con fuerza la puerta.

El señor perdió la serenidad y sin  saber lo que hacía abrió la ventana.

La vista de tanta gente le llenó de terror y se arrojó por el balcón al abismo.

Todo ha cambiado en la ciudad. El castillo es propiedad de todo el pueblo.

Y la bolita ha regresado al mar con su amigo el caballito.

 

Leído ahora te diré Consuelo que resulta un tanto ingenuo. De este tema me gustaría mucho hablar contigo.

 

Después de la guerra te perdemos de vista. Pura dice que tu madre coincidió con  una tía suya  (en la cárcel Provincial de Valencia) y le contó que habías muerto de tuberculosis al finalizar la guerra. No lo he podido confirmar.

 

 

Si me contestaras a la carta todo quedaría solucionado. Mientras lo haces estoy intentando averiguar consultándolo a diversos organismos y preguntando a todos los que muestran interés hacia ti.

 

A lo mejor la lee alguien que sabe de ti y también me cuenta algo. Nunca se sabe ...

 

Consuelo no queda ya nada más que despedirme. Tu alumna Pura Cubells te manda muchos besos y que te diga que se acuerda mucho de todo lo que vivió contigo.

Muchos besos también de mi parte.

Hasta siempre

                                                                         Lupe Marín

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                             

TÍTULO: Dejarlo Correr

AUTORA: Celia García 

1865 palabras



Tengo prisa, tengo muchas cosas por terminar y no sé si me dará tiempo.

Voy a organizarme de nuevo: si bajo al horno a por el pan de buena mañana evito hacer cola a las nueve; de ahí puedo salir a caminar una horita hasta que abra la pescadería...así tengo arreglo para la noche y mediodía del día siguiente. He quedado con la modista sobre las once, ya tiene listos los pantalones. También necesito pasarme por la paquetería a comprar un sostén.

Tengo que hacerlo todo por la mañana, sino por la tarde mi nieto llegará a casa y no tendré la merienda preparada. ¡Ay! ¡Qué divinidad verlo cada tarde!...es como volver a los años que me tocó criar y no tuve tiempo para dedicarles a los míos.

Qué suerte poder estar. Qué suerte poder sentir esto que mi marido, en paz descanse, no puede vivir. Lo bonito de esta vida es sin duda, eso, vivir. Vivir cada momento y agradecer cada minuto estar aquí.

Mis piernas, cada vez más pesadas, luchan cada día por llegar. No quiero parar, me niego a descansar. Y es que si no termino el día agotada es como si no hubiera aprovechado el tiempo. Yo quisiera ser de las que se sienta en el parque a observar los pájaros y no me pesara dejar escapar los minutos sin hacer nada. ¿Pero cómo pueden estar ahí quietas sin inmutarse? ¡La cantidad de cosas que puedo dejar hechas en esa mañana que pasan sentadas como estatuas!

¡Ding-dong! —Suena el timbre.

¿Quién será?, son las ocho de la tarde...voy a ver.

—Madre, soy yo, Berta, abra por favor. —Mi hija al otro lado de la puerta.

—Hija, ¿qué haces aquí? —contesto sorprendida mientras abro la puerta.

—Pasa cariño... —Berta adentrando a la casa a su hijo Marcos con ayuda de unas muletas.

—¡Ay! Marcos querido, ¿qué te ha ocurrido? —Me alarmo al verlo con la pierna escayolada.

—¡Nada Iaia! Jugando a fútbol, un amigo me empujó y caí fuera del campo, ¡mira!¡Me han escayolado hasta arriba!¡Ahora todos mis amigos podrán llenarme la pierna de dibujos y firmas!—me explica muy alegre mi nieto.

—¡Vaya amigo! No si... aún estarás contento, ¿no? —refunfuño...

—Madre he de dejarlo aquí, sino por la mañana no tendré tiempo de llevarlo a la escuela, te dejo su uniforme, pijama, y cosas de aseo en la mochila —me explica mi hija.

—¿Y ya está? —replico molesta.

—¿Cómo que "y ya está"? Se ha roto la pierna, por la mañana necesitaría levantarme media hora antes para poder llegar a tiempo al cole. Aquí estás a 2 minutos del cole, no te dará tanta faena—me explica dándole toda importancia a su argumento.

—No me dará tanta faena, ¿no?, la que te has quitado tú de encima...¡ay!, si es que no sé como os he enseñado que tenéis en cuenta vuestras necesidades. ¿Acaso me has preguntado si tengo algo que hacer mañana?—respondo muy enfadada.

—¡Venga ya, madre! Tampoco tendrás que fichar por recoger el pan a tu hora...—replica en tono burlón. Bueno, entra a las nueve, si necesitas algo me llamas —termina la conversación más amable.

Me da un beso y se va. Sin más. ¡Ten hijos para esto! Vuelvo al comedor a ver a mi nieto.

—Bueno hijo, imagino que tampoco habrás cenado, ¿verdad?

—No, mamá tenía prisa por traerme antes que se hiciera de noche —responde cabizbajo.

—Mmm..., pues, hoy toca hervido, si hubiera sabido que venías podría haber comprado algún filete de carne, pero haciendo las cosas como las hace tu madre, poca previsión puedo hacer...

—No te preocupes Iaia, lo que me hagas me lo comeré a gusto—me interrumpe restando importancia al asunto.

—Qué diferente eres a tu madre, Marcos. Ella siempre me reprochaba lo que le preparaba...—reflexiono en voz alta.

—Iaia, mamá no es tan mala, pero trabaja mucho y casi no tiene tiempo. Siempre está estresada. ¡"Prisa"!, siempre tiene prisa. Pero  vamos y te ayudo a preparar la cena. —Justifica a su madre mientras me resuena en la cabeza "la prisa" que me urge siempre...

—Déjalo hijo, quédate en el sofá no sea que caigas de nuevo y tengamos que escayolar las dos piernas.—Le invito a quedarse en el comedor.

La luz del sol se deja ver a través de la persiana, no me hace falta despertador a estas alturas. Desde bien niña que empecé a trabajar ya nos poníamos todos en pie antes del alba. Mi hermana Carmen, la mayor, era la primera en vestirse y encender la cocina. Ana y yo éramos más pequeñas y algo más remolonas, nos dedicábamos a preparar la mesa, fregar tras las comidas y recoger los huevos de las gallinas de nuestro corral después de arreglar el resto de animales.

Madre, que en paz descanse, y Carmen se encargaban de preparar las comidas, hacer la colada y bajar al pueblo a comprar. Mientras, mi hermano Juan y mi difunto padre pastaban con el ganado. Durante la trashumancia no estaban en casa, así que del corral nos encargábamos nosotras. Pasábamos muchos meses solas sin ellos, pero cuando llegaban, madre arreglaba la casa. Preparaba los mejores guisos y cocidos para ellos. "Deben alimentarse bien" decía siempre con una sonrisa tan humilde como era ella.

—¡Iaia!, ¿estás despierta? Necesito ir al aseo—mi nieto me reclama antes de ponerme en pie.

—Voy hijo, voy...

Entro en su habitación y le ayudo a incorporarse, el pobre con 8 añitos es todo un hombrecito que pone de su parte por no molestar, pero ¿a quién no le impide valerse por sí mismo una pierna escayolada?

—Vamos, te ayudo—Le acompaño al cuarto de baño y voy a por su neceser.

—Marcos, querido, aquí tienes tu neceser. Mientras te lavas la cara y te peinas voy al horno a por pan para tu almuerzo y algo que acompañe el desayuno. —Le doy un beso antes de irme.

Vaya, hay algo de cola en el horno, esperaré. La suerte de vivir en esta casa es que tengo cerca todo lo que necesito, el horno, la pescadería, la farmacia y el colegio de mi nieto (que ya lo fue de mis hijos) a la vuelta de la manzana. Mi marido y yo hemos pasado la vida buscando lo mejor para nuestros hijos. Cuando conseguimos esta casa nos pareció lo mejor para ellos. Pero cuando crecieron y se fueron independizando, cada uno se fue en busca de otras cosas que nunca hubiéramos imaginado serían de su agrado. Mi hijo Carlos decidió compartir piso con dos compañeros de la universidad en la ciudad, y una vez se licenció prefirió quedarse en la ciudad. Consiguió trabajo en un despacho de abogados y conoció a Emma. Una vez conocen la ciudad, ya no vuelven...me quedaba la esperanza de tener a Berta cerca. Y bueno no es que esté lejos pero se buscó una casa a las afueras del pueblo y sin coche no puedes llegar. Vaya, que si no vienen a verme no tengo a nadie más.

—¿La última? —pregunta una vecina.

—Yo misma señora—le contesto rápidamente.

A ver si no me hacen esperar mucho más y le preparo el bocadillo mientras el chico desayuna.

—¡Siguiente! —reclama la chica del horno.

—¡Yo! Buenos días, póngame una barra de pan casera y una bolsita con seis croissants y dos magdalenas, por favor. No me pongas bolsa que llevo mi saco —le pido algo apresurada.

—Buenos días señora Gracia, de acuerdo. ¿Qué tal, cómo se encuentra? —me pregunta agradable la chica.

—Bien gracias, dígame, ¿cuánto es?, es que hoy tengo un poco de prisa. —No llevo intención de darle conversación hoy.

—Muy bien, serán dos euros con ochenta.

—Ahí tiene hija, tenga buen día —me despido sin más.

—Gracias, igualmente a usted —me responde un poco molesta, pero hoy no es el día.

Abro la puerta y Marcos ya está en el comedor vestido, esperándome. Le dejo los croissants en la mesa y le caliento un vaso de leche. Mientras desayuna voy preparándole un bocadillo de atún con olivas. Este niño es una maravilla comiendo, todo le parece bien. Me siento a su lado con mi café con leche, sin azúcar, a mi edad debo prescindir de ella.

—Iaia, ¿estás enfadada? —irrumpe muy decidido mi nieto.

—¿Cómo? ¿Yo, enfadada? ¿Por qué dices eso? —

—Porque os escuché anoche a ti y a mamá. ¿No te parece bien que esté aquí verdad? —Su semblante parecía más triste a cada palabra que pronunciaba.

—No, querido. No es eso. No me parece mal, al contrario, mejor que aquí no vas a estar en ningún sitio. Me encanta tenerte en casa, si fuera por mí, vendrías cada tarde a merendar conmigo después de la escuela —le hablo con cariño.

—¡Pero sólo puedo venir martes y jueves que no tengo futbol, abuela! —me reprocha.

—Ya, ya lo sé. Tú ven cuando quieras. El problema es que parece que tu madre no quiera venir más a verme. Desde que os fuisteis a la casa no puedo veros fuera de lo que son vuestros horarios. Parece que me racione las visitas esta hija mía, y si me avisa bien, pero lo normal es que me entere que venís por el timbre, como anoche. Por eso me enfadé, tiene la costumbre de pensar que estoy disponible para cualquier cosa sin preguntarme. ¿Sabes una cosa hijo? Soy mayor y ya no trabajo, pero a mi edad nos buscamos distracciones, cosas que hacer y mantener el tiempo ocupado para no dejarlo escapar.

—¿Qué quieres decir con dejarlo escapar? —me pregunta curioso el muchacho.

—Mira cariño...Cuando llegas a una edad, el tiempo parece ser un demonio que te persigue. No lo ves, ni lo escuchas. Pero cada minuto que pasa es un minuto menos que puedo aprovechar. Tu abuelo decía "El dinero se va y viene, pero el tiempo ido no vuelve". El tiempo que pasé con él fue duro por la época que tuvimos que vivir, pero superamos muchos problemas juntos. Tuvimos dos hijos y por suerte te tengo a ti. Siempre quisimos vivir de manera honrada y humilde. Trabajamos desde niños para daros un porvenir a las generaciones posteriores. Llegados hasta aquí parece que sólo queda esperar lo que nadie quiere mencionar. Tu abuelo ya se fue, y cuando quedé viuda aún me obsesioné más por ocupar mi tiempo, estando él podía estar pendiente de él, preparar comida para dos, renegarle a cada cosa que hacía mal...y nos reíamos. Nos reíamos muchísimo juntos.

—Iaia, en diez minutos entro al cole, ¿nos vamos? —De nuevo el tiempo, en voz de mi nieto, apremiaba.

—Claro hijo, vamos. —Me seco una lágrima que quiere asomar al recordarlo y salimos.

En la puerta del colegio le doy un beso que me hizo revivir cuando dejaba a Carlos y a Berta. Cada instante que guardas en la memoria con cariño retorna cuando menos te lo esperas. Le sonrío, y él me devuelve esa sonrisa tan dulce que casi me hipnotiza de felicidad. Una vez entran todos los niños, me doy media vuelta y quiero dirigirme a algún lugar para hacer algo, pero no se me ocurre mejor lugar que ese banco que hay en el parque.