Ejercitarse haciendo girar cintas en el aire es un ejercicio que nos inicia al problema mental de la resolución del volumen. Más allá de copiar una lámina o un bodegón, poder girar y animar una cinta implica una concepción espacial digna de elogio.
Al principio cuesta ver el interior y el exterior, la parte que va por encima y la que queda escondida. Pero tras unos cuantos intentos el cerebro empieza a distinguir ambas partes y con los tonos de gris consegumos animar el volumen.
Aquí os dejo unas cuantas muestras para que tengáis una referencia. Podéis hacerlas con lápiz o con bolígrafo, os lo dejo a vuestra elección.
Mucho ánimo y continuar trabajando que os esforzáis mucho y ya se van viendo los resultados.
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